sábado, 24 de septiembre de 2011
viernes, 9 de septiembre de 2011
ANALISIS DE COYUNTURA, OCL, AGOSTO 2011
I
Cerca de los dos años de gobierno de la derecha formal, El evidente estado de crisis incubado por décadas y manifestado en el malestar de la gran mayoría de la población, expresado además en la más baja aprobación del gobierno desde la inauguración de la industria de las encuestas, explota como la necesaria revancha histórica en contra de quie
nes perpetraron el actual estado de cosas.
La alta conflictividad social derivada de un modelo que agota sus márgenes de maniobra y el recambio de formulas gubernativas son muestra del fracaso total de la “nueva forma de gobernar”, primero de su cara “tecnocrática” (gobierno de los mejores) donde a su término, la derecha económica impulsó una ofensiva contra el campo social sobre aspectos que no habían podido implementar durante la Concertación. Dicha intención fracasó producto de las amplias manifestaciones populares que condicionaron el estreno de la segunda faz denominada “política” y que se expresa en el último cambio de gabinete (con Longueira y su verborrea fascistoide-corporativista a la cabeza), buscando dotar de gobernabilidad política sobre la base de la reinauguración del consenso políti
co y la apertura al debate en el marco de concesiones políticas y sociales.
La Concertación en tanto, carente de proyecto político y por tanto de propuestas programáticas claras, se enfrenta a su peor crisis de legitimidad, sumado a la ausencia de canales de expresión política de la base social, la estrechez del marco institucional y las consecuencias insospechadas de una escalada del conflicto, han empujado a este sector a treparse de las movilizaciones buscando una salida negociada al interior del bloque en el poder, que evite el arribo de un escenario de mayor inestabilidad política.
Hoy funcionan a dos bandas, por una parte buscan recuperar su base social aprovechando la movilización de amplios sectores. Impulsando por un lado el “plebiscito” para destrabar el conflicto educacional (con pro
puesta de reforma constitucional incluida), esto tendría por objetivo táctico arrinconar mediáticamente a la derecha y asimilar electoralmente a la gran masa no inscrita, ampliando la base electoral ante las elecciones municipales y presidenciales, ahora en función de un proyecto “renovado y con mayor sintonía social”, a sabiendas que constituyen la única alternativa electoral viable en el escenario binominal.
En perspectiva estratégica la salida plebiscitaria refrescaría el añejo padrón electoral (en la misma línea de la Derecha con el reimpulso de la inscripción automática y el voto voluntario), fortaleciendo y ampliando eventualmente la base de adhesión político-institucional del modelo de representación. Pero eso no es todo, El discurso plebiscitario encierra el carácter de “mecanismo de descompresión del conflicto social” – ante la emergencia de reformas políticas estructurales (sistema electoral y de partidos) – y asimismo el carácter de “constrictor del movimiento social”, canalizando institucionalmente sus fuerzas a la función “ciudadanista”, así la propuesta plebiscitaria resulta sumamente limitada tomando en cuenta que se requiere la venia de la derecha para su aprobación.
No obstante lo anterior, sostenemos que de instalarse esta alternativa en el mundo social r
esulta necesario hacer claridad en la trampa subyacente y ajustar dicho instrumento a aspectos estructurales y políticos del modelo que permitan tensar la interna del bloque en el poder y neutralizarlo.
La otra arista del entramado táctico concertacionista consiste en generar un “nuevo pacto institucional” desde el interior de la clase política, instalando el debate en torno a impulsar reformas políticas sustanciales (no económicas) que permitan terminar con los blindajes dictatoriales de la Constitución del 80, tal como lo ha reclamado Ricardo Lagos (“terminar con el empate”) y manifestado la Democracia Cristiana en el documento “Más y Mejor Democracia Para Todos”[1], propuestas todas que giran en torno a un acuerdo político por arriba, que eviten un mayor nivel de desestabilidad social y sus insospechadas consecuencias.
La izquierda “reformista” (el Partido Comunista), en medio de posiciones tibias respecto a su función mediocre primero en el Congreso y segundo en el movimiento popular, está preocupada de recuperar su rol de interm
ediación política del conflicto social (en lo estudiantil a través de sus dirigencias en la CONFECH y el Colegio de Profesores, en lo sindical a través del arreglo con el PS en la CUT ), postergando el establecimiento de demandas con alto contenido estratégico como lo es la nacionalización del cobre en función de la salida política al conflicto (por arriba), desplegando de esta forma credenciales que den mérito suficiente para reeditar pactos electorales que ya ha comenzado a implementarse vía el acuerdo entre PC – MAS – Concertación para generar una sola lista de candidatos a alcalde.
Aparentemente el PC demuestra habilidad política jugando a dos bandas, con un discurso para la izquierda a nivel social y por otra hacia la derecha a nivel político institucional, sin embargo es necesario reconocer que su apuesta siempre ha sido institucional y si en ocasiones ha primado lo social lo es por la oposición férrea a la cooptac
ión político institucional del movimiento dada a nivel estudiantil por la amplia mayoría en la CONFECH, que plantea que la salida al conflicto debe desarrollarse directamente en el plano social. Lo anterior le ha valido la pérdida de credibilidad por parte del bloque en el poder como interlocutor valido del mundo social, asimismo a la interna se ven agudizadas sus contradicciones, quedando con un margen de maniobra reducido para actuar uniformemente sobre el campo social.
II
En este punto , No hay que perder de vista que los intereses de los monopolios transnacionales de origen nacional están profundamente unidos con los del capital monopólico extranjero, y que la política interna se encuentra cohesionada a los intereses geopolíticos y económicos del imperialismo norteamericano, que ante el fantasma de que se desaten “nuevas aventuras populistas” en la región y en el marco de una aguda crisis de hegemonía, es cap
az de patrocinar ciertas reformas institucionales que favorezcan la perspectiva del empate, en el sentido de acceder a concesiones políticas a cambio de mantener sus privilegios económicos en la gran minería del cobre, en el ámbito energético y financiero.
En este sentido el cambio en el centro de gravedad de la concertación hacia posiciones proclives a reformas sustanciales y la leve apertura del gobierno a generar un marco de debate, si bien se encuentra determinado por la amplia movilización de masas en la que la oposición institucional raudamente han tratado de levantar una serie de reformas políticas que pasan por cambios constitucionales, resulta muy probable que se encuentren influenciadas por los intereses del imperialismo norteamericano en nuestro país.
III
Pero en grandes sectores del pueblo ni la centro derecha, ni la mal denominada “social democracia” criolla, ni la izquierda reformista, o los experimentos liberales como el de MEO, son la luz al final del túnel. Ante este escenario hay tres alternativas, seguir confiando en el mal menor, la desidia absoluta o buscar nuevos cauces
políticos.
Entonces ¿Qué pasa con la izquierda de intención revolucionaria?… No pasa nada, dicho de otra forma, hace bastante tiempo que pasa muy poco, porque hay que ser sinceros, al margen de cualquier trabajo honesto y esforzado, de una mayor inserción en el último tiempo, este sector no solo sigue siendo fragmentario y minoritario en el espectro político, sino que lo peor, HOY día no es decisivo y aunque en ciertos sectores tenga capacidad de contención no es vanguardia y hay que considerar que muchos llevan más de 20 años trabajando en una alternativa para el pueblo chileno.
Creemos que hoy se hace necesario dar un salto audaz en el desarrollo de nuestras fuerzas y en la incidencia programática al interior del campo social que permita constituir una articulación, fundamentalmente desde lo programático y en función de objetivos concretos, signados en el actual momento por la necesidad de avanzar en reformas políticas económicas y sociales sustanciales para nuestro pueblo.
IV
A nuestro juicio, resulta necesaria y están las condiciones objetivas para una serie de refor
mas sustanciales que permitan ampliar el campo de acción para la apertura de un proceso revolucionario mayor. Para quienes puedan tener dudas no estamos hablando de la tesis etapista surgida en la III Internacional respecto del proceso de reformas democráticas, planteamos que en el desarrollo del proceso de acumulación de fuerzas, hoy día
el movimiento popular y sus organizaciones políticas revolucionarias tienen una oportunidad histórica de alcanzar conquistas
tácticas que permitan el avance en la disputa ideológica al bloque en el poder, aseg
urar las posiciones ganadas al enemigo y generar nuevas trincheras para fortalecerse.
Consideramos que, la construcción de programas sectoriales debe hacerse carne en un proceso de corto-mediano plazo (por ejemplo en el plano sindical, educacional), en que desde la base social seamos capaces de formular soberanamente aspectos de reforma social y política, técnicamente sustentadas, que sean expresión de la articulación intersectorial del pueblo movilizado. Estos procesos deben ser ampliamente participativos y permitir asimilar los aportes de intelectuales dispuestos a subordinarse a las definiciones generales del campo popular. Lo anterior permite ir resolviendo el problema de la unidad REAL de la izquierda de intención revolucionaria en función de aspectos programáticos centrales e impostergables, que permitirá constituir un programa intersectorial, el programa del pueblo, base de la construcción de un movimiento popular clasista y sustento para iniciar una nueva etapa caracterizada por una actitud ofensiva.
En segundo lugar, decíamos que la amplia movilización social de masas y la radicalidad de l
as demandas han sido determinantes en la alteración del centro de gravedad de la
concertación hacia posiciones proclives a reformas sustanciales a lo que se suma la apertura del gobierno a generar un marco de debate obviamente restringido a la elite política, y que no obstante ello las posibilidades de apertura están influenciadas por los intereses del capital monopólico transnacional y del imperialismo norteamericano en nuestro país.
Creemos necesario tensar desde el movimiento de masas el avance en reformas institucionales y económicas, considerando imprescindible incorporar al factor de ingobernabilidad política la ingobernabilidad económica, fijando como blancos de la movilización de masas los intereses del capital monopólico transnacional y del imperialismo norteamericano, ello no solo garantizará que las reformas arrancadas sean expresión genuina de las aspiraciones del movimiento social y no producto de concesiones calculadas del bloque dominante, sino que además plantea que dichas reformas son expresión de una conquista política del campo popular clasista en avance histórico y por tanto absolutamente capitalizables.
Finalmente, como señalábamos en documentos previos, la tarea táctica para la izquierda de intención revolucionaria y las organizaciones sociales clasistas, resulta evidente: Romper con el Pacto Social neoliberal, tensando reformas democráticas y económicas que machaquen los blindajes institucionales del modelo político y de acumulación neoliberal, sin embargo, para avanzar en ello, resulta pertinente desarrollar las condiciones objetivas para avanzar en el proyecto soberano y popular de liberación.
Solo los avances programáticos, políticos y de consciencia, y una política independiente de la clase trabajadora y el movimiento popular en el ámbito de las reformas pueden ser el fermento de una política de masas con vocación de mayoría que permita profundizar el proceso de acumulación de fuerzas y constituirnos en un bloque antagónico de clase y político que, en definitiva, consolide los avances y genere las condiciones para la apertura de un nuevo escenario en la lucha de clases en Chile.
Arriba los y las que Luchan
Venceremos
ORGANIZACIÓN COMUNISTA LIBERTARIA - CHILE
sábado, 16 de abril de 2011
miércoles, 1 de julio de 2009
¡¡Fuera los Imperialistas de Honduras!!
lunes, 8 de junio de 2009
Solidaridad con la Lucha de los Pueblos Amazonicos del Peru
Las comunidades amazónicas e indígenas de la selva peruana (especialmente en Loreto, San Martín, Amazonas, Ucayali, Huánuco, Cuzco y Madre de Dios) nuevamente hacen sonar sus tambores de lucha y resistencia frente a las arremetidas del modelo económico neoliberal defendido por el gobierno peruano (con el Partido Aprista a la cabeza) y como medida de fuerza hacen el llamado a la rebelión popular tras el Paro General Indefinido acatado masivamente desde el 9 de abril de este año. Es decir, ya van más de 50 días en pie de lucha que sin duda vienen a ser un claro ejemplo de valor, organización y heroicidad.
Este intenso proceso de lucha indígena y amazónica se inicia luego de que el Estado peruano contraviniendo sus propios tratados internacionales, está violando, sistemáticamente, el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece la consulta previa a los pueblos indígenas u originarios antes de cualquier tipo intervención en sus territorios por instancias ajenas a sus propias comunidades.
Es decir, el gobierno aprista ha iniciado (o mejor dicho, ha reiniciado) una nueva etapa de saqueos y venta al mejor postor transnacional, de las tierras que por tradición e historia le corresponde a cada una de las comunidades (awajún-wampis, kichuas, arabelas, huaronis, pananujuris, achuar, murunahus, o chitonahuas, cacataibos, matsés, candoshis, shawis, cocama-cocamillas, machiguengas, yines, asháninkas, yaneshas y otras más, incluidos los “no contactados”) y que hoy reclaman su derecho a existir y resistir.
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martes, 19 de mayo de 2009
Y los Trabajadores.. ¿¿Cuando??
Entre toda la “diversidad” política que nos muestran las noticias, y con la crisis, el desempleo y “los problemas de la gente” como telón de fondo, parece ilusorio esperar soluciones a las demandas populares de aquellos quienes han generado el actual modelo Neoliberal y que tratan de respaldarlo y justificarlo de manera constante. La Alianza, siempre más conservadora, apela a la mentalidad empresarial, al concepto de emprendimiento y a la innovación para superar la crisis. Discursos y conceptos que no tienen un verdadero arraigo en una política pública que beneficie a los sectores populares. Por su parte la Concertación trata de levantar un discurso progresista de regulación estatal y de fortalecimiento de la pequeña y mediana empresa, de continuar con los famosos bonos en momentos difíciles, cuyo discurso e implementación, al igual que la Alianza, no viene a dar solución a las verdaderas causas de la crisis, asociados a la distribución de la riqueza, al modelo y a la estructura política y económica social en general. Por su parte, la mal llamada izquierda (Juntos Podemos), se va caracterizando por realizar pactos sociales y acuerdos político electorales con los sectores del bloque en el poder (Concertación específicamente) jugando a distribuir sus integrantes en algunos cargos políticos que les entreguen beneficios parlamentarios, transando los intereses que dicen defender en cuanto a su supuesta defensa de los trabajadores de Chile. No se puede defender los intereses de los trabajadores haciéndose parte del problema que azota a la clase popular, ni menos presentando por candidato a un ex ministro de Frei. Por lo demás, ya se ha hecho costumbre entregar porcentajes de votación para apoyar a la concertación y sus candidatos. Esto guiado por su histórica incapacidad política de ser una alternativa electoral.
Más allá de las diferencias específicas, los objetivos de este periodo eleccionario están sustentados en impedir que la recesión lleve a una explosión social o a quiebres institucionales, desde un enfoque tecnocrático, lucrativo y déspota, defendiendo los privilegios de la clase dominante de nuestro país, de los grandes empresarios y transnacionales que arrebatan la riqueza al pueblo trabajador, de los guardianes del status quo llamados parlamentarios. El panorama es complejo, se candidatea un empresario cuyo capital financiero asciende a los 1200 millones de dólares, un demócrata cristiano protagonista de una anterior crisis económica y de numerosas irregularidades, y una serie de candidatos que no aportan nada distintivo más allá de caudillismos y populismos que potencian individualidades o partidos, dejando de lado, como es costumbre, a los trabajadores chilenos.
Como organización nuestro llamado pasa por fortalecer las organizaciones sociales, avanzar en la unidad de nuestros referentes, crear conciencia de nuestra situación como clase, apuntando hacia la construcción del poder popular, eje táctico de los verdaderos cambios sociales.
¡¡Arriba!!